¿Por qué tenemos metas o propósitos? ¿Qué estamos buscando detrás de lograr todas esas metas? Queremos alcanzar felicidad y plenitud. El problema es que muchas veces pensamos que lograr esas metas es lo que nos va a dar la felicidad, pero en muchas ocasiones no es así.
Por ejemplo: Puede que tengas como meta tener una relación de pareja y cuando lo logras te das que aun así no eres feliz, porque la relación es terrible y no es lo que tu esperabas.
O quizás tengas como meta conseguir trabajo pero quizás ese trabajo no te permite desarrollarte, ni crecer y no tienes tiempo para nada.
La felicidad no viene de lo que llega a nuestra vida, de lo externo. Si queremos más felicidad, si queremos crecer, la única forma es trabajar en nosotros mismos como seres humanos, en el desarrollo y crecimiento de nuestro SER REAL venciendo la dominación de nuestro Ego.
Nuestro Ego es la pared que nos impide conectar con la felicidad y la plenitud que tanto anhelamos.
Si no trabajamos en remover, en transformar, en cambiar nuestro EGO por más que siga deseando felicidad y me ponga todas las metas posibles, vamos a seguir encontrándonos con esa pared y no vamos a alcanzar la felicidad verdadera que estamos buscando.
Por esto, es importante que te preguntes: ¿Qué tanto estoy cambiando? ¿En qué me he transformado? Porque las respuestas a estas preguntas te permitirán definir metas espirituales que están enfocadas en el SER.
Si no te pones metas de transformación personal que te permitan dejar de ser una persona controladora, egocentrista, enojada, que critica y juzga o cualquier otro comportamiento que viene de nuestro EGO; si no te estas esforzando por tener cambios en tu vida que te permitan ser una mejor persona, probablemente pueda que consigas todo lo que quieras en este plano material pero en el fondo no vas a ser feliz.
¿Qué significa ser una persona espiritual? Es una persona que logra una conexión profunda con su esencia, con su SER REAL, con la parte divina que habita en cada ser humano y desde esa conexión logra dejar ir, soltar, confiar, evolucionar, adaptarse fácilmente a las circunstancias. Pase lo que pase siempre puede crecer en felicidad, en claridad, en sabiduría y en certeza para lidiar con la vida. Esta es la meta más importante que nos corresponde alcanzar: ser espiritual.
¿Cómo sabes si estas creciendo espiritualmente? Si eres más feliz teniendo un balance en todas las áreas de tu vida y no porque hayas obtenido algo específico. Esa felicidad que se experimenta a pesar que logres tus metas o no.
Esto no quiere decir que no debamos definir metas en las diferentes áreas de nuestra vida y medir si las estamos logrando o no pero cuando nuestra meta principal es crecer espiritualmente, si logro esas metas o no, no hay frustración, porque entiendes que las cosas que suceden y las que no suceden hacen parte de lo que te corresponde o no vivir en esta vida.
La razón por la cual no se manifiestan muchas cosas en nuestra vida es porque nuestra real intención no es la más pura. A veces nuestros deseos o nuestras metas viene de nuestro EGO que nos lleva a centrar la atención en lo exterior y nos lleva a compararnos o a querer lograr lo que nos han dicho que se “debe tener o lograr” para ser “exitoso o feliz”. Muchas de nuestras metas las buscamos desde un lugar en donde queremos complacer a otros más que desde los deseos verdaderos de nuestra alma.
Estamos viendo constantemente a los otros y deseamos en muchas ocasiones tener lo que los otros tienen , pero quizás esas cosas no nos corresponden porque nuestra alma viene a experimentar otras experiencias diferentes. Nuestro enfoque debe estar en aquello que vinimos cada uno a vivir.
Si realmente conectamos con nuestro propósito de estar en esta vida y nos encaminamos hacia el logro de ese propósito, de esta forma vamos a tener más felicidad y realización en nuestra vida.
La vida nos va conduciendo para que encontremos nuestro propósito y lo podamos vivir a plenitud, sin embargo, cuando nos aferramos a que las cosas tienen que ser de una determinada manera o a lograr cosas que quizás no nos corresponden y no somos flexibles, entonces se nos hace muy difícil ser felices porque no disfrutamos del camino sino que sufrimos el proceso y sentimos frustración.
Si hay algo que quieres lograr en tu vida y no lo haz podido lograr, pregúntate: ¿por qué lo quieres? Si la intención que hay detrás de ese deseo es egoísta, es lo que genera el bloqueo para que se manifieste lo que tanto buscas alcanzar.
Tenemos que revisar nuestras intenciones y revisar ¿por qué queremos lo que queremos?
Si aquello que quieres no tiene la intención de compartir, de ser luz para más personas, de tomar más responsabilidad, de crecer en esa responsabilidad, honestamente, vamos a traer bloqueos constantemente.
Es muy importante elevar nuestra consciencia para definir: ¿Por qué y Para qué queremos lograr algo? Este es el punto de partida para definir nuestras metas y propósitos con otro enfoque, con una intención genuina.
¿Cuál es la manera de plantear nuestras metas para el nuevo año?
Para crecer espiritualmente es importante tener en cuenta estos 3 aspectos:
1. Crecer en el reconocimiento de todo aquello que nos impide ser como La LUZ, como Dios, vivir desde nuestro SER REAL y su efecto negativo. Romper nuestras limitaciones internas.
2. ¿Cómo puedo influenciar a más personas? Con mis talentos, con mi tiempo, con mi dinero, con mis recursos. ¿Cómo puedo generar un mayor impacto positivo en la vida de otros?
3. ¿Qué herramientas espirituales estoy usando para mi crecimiento? Oración, meditación, lecturas, formación, terapia, mentoria, coaching, etc.
Entonces las metas que no son espirituales son secundarias pero se pueden lograr de una forma más fluida cuando centramos nuestro trabajo en nuestro crecimiento y desarrollo espiritual porque así tendremos la energía para lograr las otras cosas que deseemos para nuestra vida. Esa energía viene de la conexión que logramos en el proceso con nuestro SER REAL, con LA LUZ, con Dios en nosotros.
Primero es lo interno y luego lo externo.
Muchas veces creemos que la espiritualidad es algo aparte de todo lo demás, pero la verdad es que es la base, porque es el trabajo que hacemos en nuestro mundo interior para poder lograr todo lo que queremos en el mundo exterior.
Si no estamos generando cambios internamente, todo lo que logremos afuera será temporal y no nos dará plenitud ni felicidad de forma permanente. Cuando nos transformamos y cambiamos en nuestro mundo interior y somos diferentes eso nos lleva a estar más tranquilos, más felices, más en paz, esto se queda para siempre.
Enfoquemos nuestra consciencia y nuestros esfuerzos en nuestra transformación personal y todo lo demás llegará por añadidura, pues al lograr conectar con la claridad que habita en nuestra alma, podemos recorrer nuestro camino con mayor certeza, lidiar con cualquier cosa que llegue a nuestra vida, superarla y trascenderla. Esto es tener realmente el poder de llevar las riendas de nuestras vidas.